“Debemos de cuidar de quien nos cuida”
Cuidar a una persona con Alzhéimer es una tarea difícil, ya que requiere de mucha atención y dedicación. La persona cuidadora necesita el soporte de su familia y amigos para superar el día a día y el estado de ánimo cambiante del paciente. No obstante, si cuidas de una persona con Alzhéimer, te recomendamos que sigas ciertas rutinas para que la enfermedad no te supere y conozcas algunos consejos que te ayudarán a desempeñar tu tarea.
- Dormir lo suficiente. La falta de sueño puede provocar déficit de atención, irritabilidad, somnolencia persistente… y disminuir la paciencia necesaria que requiere la atención de una persona con Alzheimer.
- Hacer ejercicio con regularidad. La actividad física es una buena aliada para combatir los síntomas depresivos y ansiosos, así como para rebajar tensiones. Caminar es una de las formas más sencillas de hacer ejercicio. Podemos aprovechar tareas como la compra o la realización de gestiones para caminar un rato, pero también es importante encontrar momentos para hacerlo relajadamente y, tal vez, en compañía
- Practicar la relajación. Exponerse a altos niveles de estrés de forma continuada tiene importantes consecuencias sobre la salud. Realizar regularmente ejercicios de relajación puede ser de gran ayuda para controlar, gestionar y reducir la ansiedad y sus consecuencias.
- Cuidar las emociones. Es muy importante reconocer y aceptar los propios sentimientos sin juzgarlos. Profundizar en el autoconocimiento permite identificar emociones y reconocer las propias necesidades. Es importante no rechazar o “prohibirse” ningún sentimiento. Es más, la aceptación de los sentimientos negativos es clave para aprender a gestionarlos y lleva a vivir más intensamente los positivos.
- Gestionar la culpabilidad y la tristeza. La tristeza y la culpabilidad son dos sentimientos frecuentes y difíciles de superar para los cuidadores de personas con Alzheimer.
- Preservar la vida social y cuidar las relaciones. El cuidador de una persona con Alzheimer debe reorganizar su vida social, salir de casa, disfrutar de la compañía de otras personas, realizar actividades compartidas y recuperar el interés por aficiones o intereses con los que antes disfrutaba o encontrar nuevas oportunidades de ocio.
- Búsqueda de recuerdos y ayuda. Apoyarse en los profesionales de servicios sociales ( trabajador social ) de su área sanitaria para que ayuden a buscar recursos beneficiosos para el enfermo y para su entorno, respiro familiar, centro de día, etc.
Sigue estos consejos y conseguirás adaptar la rutina a la nueva situación. Habla con el médico y consulta grupos de apoyo ¡Saber que no estás sólo y conocer cómo otras personas en tu situación se han adaptado a la enfermedad te puede ser de gran ayuda!
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